martes, 20 de marzo de 2007

Veintisiete

Bamah: lugar alto

El desierto ha dejado paso al verdor de la llanura. El fin del camino está cada vez más cerca y se nota en el olor dulzón de los árboles que rodean la vereda. El ascenso se ha complicado al final, pues los pasos, aunque más cortos, son más profundos. La zancada ha de ser pequeña, segura, y sin equivocaciones porque las fuerzas ya están escasas y no puede uno titubear lo más mínimo. El cayado de apoyo se ha partido y son varios los que hemos ido utilizando en el camino...el resto mágicamente se deslizan en la alforja y algunos vienen conmigo y otros se quedaron en la vereda. Los que se quedaron atrás no tienen valor, se pudrieron y se pudrirán al sol del desierto, lo peor de todo es que algunos fueron encima, malos cayados.

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