jueves, 22 de marzo de 2007

Veintiocho

Nuaj: descansar.

A pocos días de la meta, a pocos días del trayecto y del fin, de la subida a esa montaña y su cielo, se me ha permitido un descanso. Acomodé mi hatillo en forma de almohada y me tumbé a mirar el cielo en una noche ventosa y fría que para mi ha sido una de las noches más bonitas que he visto últimamente. Escribí en la arena mensajes que el viento se llevó y observé y sobre todo medité cuán grande eres y cuánta fuerza tienes…y yo soy tan pequeño que cualquier grano de arena de tu desierto es más seguro que yo. Las lágrimas de felicidad empañaron la voz del viento y las estrellas más brillantes, pero eran lágrimas tranquilas de saber que sólo quedaba un poco más porque el grueso del camino, ya lo habíamos hecho. Shalom…

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