Dicen que un águila sabe cuando llega una tormenta mucho antes de que comience porque espera los vientos que la traen. Así que cuando llega aquella, vuela por encima, no escapando, sino utilizándola para levantarse más alto
Isaías 40, 31: “pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán”.
Con tu fuerza y mi fe intentaré que la tormenta no pase sobre mí y aprovecharé los vientos para volar más alto y servirte mejor.
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