domingo, 23 de abril de 2006

Dalet


Cuarta letra del alfabeto hebreo, se asemeja a la palabra delet (puerta). La dalet hace referencia a "dal", pobre, por ir puerta por puerta para conseguir su sustento. Por ser la continuidad de la guimel nos da un pensamiento unificado, el ayudar a los pobres, ya que guimel representa el dar. Su valor numérico es 4 y representa al mundo material que tiene cuatro puntos cardinales: norte, sur, este y oeste. Cuatro también son los pasos de la salvación de Egipto: "Y los sacaré", "Y los salvaré", "Y los redimiré", "Y los tomaré". Lo mismo ocurrirá en la salvación final. Su forma se asemeja a una puerta... Su posición respecto a la guimel es de espaldas, porque hay a quién buscar para hacer el favor aún cuando no se sepa a quién y tratar de que quién reciba no vea quién es su benefactor. Cuando está posicionada enfrente de la hei significa que el pobre sólo debe confiar y pedir a Dios.
La puerta. La inmensa puerta del Reino de los Cielos. La puerta de mi casa. La otra puerta de mi otra Casa. La puerta de mi corazón. Puertas.
Pocas abiertas y muchas cerradas. A veces pegando, te abren amablemente, otras, ni aunque llores a sus puertas. Algunas cuando se abren, descubres que has abierto la puerta del Infierno, en otras encuentras un cachito de cielo en aquella casa.
Mi puerta no siempre está abierta o mejor dicho, no siempre abre. Me digo que no tengo la culpa el desconfiar de la gente. Pero en realidad sí la tengo, sólo depende de mí, y a veces el egoísmo me puede y no abro. Otras, soy tan infantil que regalo mis tesoros a cualquiera que se cruce por una simple sonrisa o por un cariño. Vuelve a salir, mendigar cariño. Una idea recurrente. ¿Cuántas de las personas que pegan a las puertas de nuestro corazón, no se irían tan contentas con las manos vacías si les diéramos sólo un poco de cariño?
La otra puerta de mi otra casa....esa puerta tan grande como el Reino de los Cielos, donde cada centímetro guarda un millón de esperas, un millón de miradas, un millón de promesas o esperanzas. Este año guardo una imagen: he podido enseñarle a la reina de mi corazón lo que se siente cuando ves salir a la Madre de su Casa, y cuando como una mujer cualquiera, como María que era, se gira y cierra con llave aquel inmenso portón porque va a salir a acompañar a su Hijo. Hacer favores sin mirar a quien.....que no se nos olvide.

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