viernes, 23 de febrero de 2007

Dos

"Vuélvase a mi de todo corazón con ayuno, con lágrimas y llanto, enluten su corazón y no su vestido". (Joel 2, 12)

Ayuno. Los platos de comida dispuestos sobre bandejas dentro de la jaima, el olor a té, los dátiles y frutos secos esperan tu llegada para que compartamos juntos la cena, como estas noches atrás. Sin embargo, tu mensajero, me indica que debo dar esos platos, que no he de disfrutarlos contigo, sino con los demás. Ayunaré ofreciendo mi comida a todos esos niños pequeños olvidados en cualquier parte del mundo que no tienen ni una mísera escudilla de arroz. Tus niños, esos pajarillos frágiles que seguro recoges con tus propias manos.

"La vida terrena es para luchar, para caer en el polvo mil veces y levantarse otras mil veces" (M. M.)

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