jueves, 26 de febrero de 2009

Ana, del hebreo hannah, “benéfica, compasiva”.

1Samuel 1: 1 8

Elcana era de una tierra cercana a Efraín, Ramataim de Zofim, que hace referencia a tierras ocupadas por la vieja y la nueva ciudad de Ramá, ubicada en terrenos altos, y que había sido fundada por Zuf, un efrateo, que era levita, tal como Elcana…El hecho de que Elcana tuviera dos mujeres era muy común en aquellos días en que cada uno hacía lo que bien le parecía en Israel, aunque fuera contrario a la ley original. Sin embargo era un hombre profundamente religioso que cumplía solemnemente con las tres fiestas principales saliendo hasta Silo, en donde los israelitas se juntaban a adorar porque allí estaba el templo. El sumo sacerdote era Elí y sus dos hijos, desobedientes en gran manera a Dios oficiaban de sacerdotes ellos también.Las mujeres de Elcana se llamaban Ana y Penina; Penina tenía hijos, pero Ana no, y esto para ella, como para toda mujer de la antigüedad era una gran humillación. Además Penina se burlaba de ella… Esto es muy común en las relaciones poligámicas. Y aunque Elcana privilegiaba a Ana, y con frases tiernas trataba de consolarla, la pena de Ana era muy grande…

2-La oración de Ana
1Samuel 1: 9 18
Era costumbre que de los sacrificios que se traían al templo, toda la familia comiera; Ana recibía la parte privilegiada. Después de haber comido y bebido, ella entró al templo de Jehová para orar y allí lloró amargamente por su aflicción. Elí estaba junto a uno de los pilares del templo y al ver a Ana en actitud de oración (no era común que una mujer sola lo hiciera) creyó que estaba ebria… Ana entonces advirtió a Elí sobre su aflicción.Notemos que Ana pide a Dios la bendición de ser madre para dar así satisfacción a su esposo y no sentirse desventurada por su esterilidad; pero no piensa egoístamente, porque ofrece su hijo al servicio del Señor. La promesa de que no pasaría navaja sobre su cabeza es el símbolo del nazareato (la dedicación a Jehová)… Por eso ella pide un hijo varón.Cuando Elí entiende la aflicición de la mujer, la bendice con el deseo de que Dios responda su oración… Entonces Ana volvió con los suyos, comió “y no estuvo más triste”.Hay dos enseñanzas notables en la actitud de oración de Ana: En primer lugar ella ora “con su corazón” pese a estar sumamente “atribulada de espíritu”. Dios escucha el clamor de nuestra alma… El oye la voz de nuestro corazón. No es necesario gritar ni hacer escándalo para que Dios nos escuche. Ana lo sabía, y en la intimidad oraba sumamente acongojada, con su corazón, moviendo apenas sus labios. En segundo lugar, y tal vez de mayor importancia, Ana nos enseña a dejar nuestros dolores en los pies del Señor… Ella lo hizo así y sin saber aún cuál sería la respuesta divina, “ya no estuvo más triste”…Había dejado su pena al Señor; sabía que El haría lo mejor. Por eso había vuelto en paz. ¿Obramos nosotros de la misma manera al llevar nuestros dolores al Señor?.

3-Ana cumple su promesa al Señor
1Samuel 1: 19 28
El Señor en su divina voluntad concedió los deseos de Ana, dándole un hijo varón. Es importante también destacar que Ana era una mujer de fe, no porque Dios le haya respondido favorablemente, sino porque su fe era suficiente para que ella aceptara la voluntad de Dios fuera cual fuera; por eso ella se calmó después de orar… Por eso la respuesta divina debe considerarse una gracia de Dios a la fe notable de la mujer. Ana también lo entendió así y estuvo con su hijo hasta que llegó el tiempo de destetarlo…Entonces marchó a la casa de Jehová en Silo, junto a su hijo y una ofrenda de paz, y allí volvió a orar a Dios para dejar a su pequeño hijo en el templo al cuidado del sacerdote Elí, tal como lo había prometido al Señor… Son notables las palabras de Ana en su oración.T ambién Ana nos deja una gran enseñanza: muchas veces cuando estamos afligidos oramos al Señor y hacemos promesas; pero al recibir la bendición de Dios olvidamos lo que hemos prometido. Ana no lo olvidó, y aunque tenía un solo hijo, estuvo dispuesta a ofrecerlo al Señor cumpliendo su promesa. Ana puso por nombre a su hijo Samuel, que significa “oído de Dios”, porque Dios había escuchado su oración…

4-Ana adora al Señor
1Samuel 2: 1 11
La oración de Ana es un cántico de alabanza a Dios… Considerarlo en su totalidad nos llevaría toda una clase por la riqueza de sus conceptos. En este cántico Ana se muestra como una mujer agradecida, pero además como muy sabia y conocedora de las cosas divinas. Vale la pena detenernos en algunas expresiones de Ana:V. 1: “…por cuanto me alegré en tu salvación”: No hace referencia solamente al suceso del nacimiento de su hijo, sino a la situación de su alma. Es una de las primeras expresiones en la Biblia que sostienen la seguridad de la salvación que Dios da a los que le son fieles.V. 3: “porque el Dios de todo saber es Jehová”: Hay un reconocimiento a la soberana e indiscutible sabiduría de Dios en todos los asuntos. El Señor es reconocido como omnisciente…V. 7 y 8: “Jehová empobrece, y él enriquece… El levanta del polvo al pobre”: Reconoce que Dios es quien concede las bendiciones al hombre y que el Señor está del lado del más débil y necesitado.V. 10: “Dará poder a su Rey, y exaltará el poderío de su Ungido”: La palabra Ungido es la misma que se traduce por Mesías… Teniendo en cuenta que no había rey en Israel, la mayoría de los intérpretes estima que éste es el primer pasaje de la Biblia que hace referencia profética al Cristo divino…No deja de llamarnos la atención la riqueza conceptual y profética de este cántico de una sencilla mujer. Sin duda que el Espíritu de Dios le llenaba en su alabanza.Vale la pena comparar el cántico de Ana, con el cántico de María, la madre de Jesús, según S. Lucas cap. 1: 46 55. Después Ana volvió con su marido a Ramá dejando al niño en el templo. Pero todos los años Ana subía a Silo a ver a su hijo… Dios le dio nuevos hijos: tres varones y dos mujeres; y la llenó de bendiciones.

“Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová…”

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