miércoles, 27 de febrero de 2008

Al-Ilah

AL-ILAH (ARAMEO). El título para “Dios” como fue usado por lo creyentes arameo parlantes en el tiempo de Jesús. Uno de los títulos más apropiados para Dios usado en el Cercano Oriente cuando el Arameo era la lengua franca de la familia de lenguajes Semíticos desde el 1,200 AC al 600 EC. Durante el período más importante de la conformación del Nuevo Testamento esta expresión podía ser encontrada como lo vemos en Romanos 16.26-27, ya que el lenguaje original de Jesús y sus discípulos era el Arameo.

Plegaria A Dios. Gabriel de la Concepción Valdés ( Plácido)
Ser de inmensa bondad, Dios poderoso:
a vos acudo en mi dolor vehemente;
extended vuestro brazo omnipotente,
rasgad de la calumnia el velo odioso,
y arrancad este sello ignominioso
con que el mundo manchar quiere mi frente.
Rey de los reyes, Dios de mis abuelos:
vos sólo sois mi defensor, Dios mío;
todo lo puede quien al mar sombrío
olas y peces dió, luz a los cielos,
fuego al sol, giro al aire, al Norte hielos,
vida a las plantas, movimiento al río.
Todo lo podéis vos, todo fenece
o se reanima a vuestra voz sagrada;
fuera de vos, Señor, el todo es nada
que en la insondable eternidad perece;
y aun esa misma nada os obedece,
pues de ella fué la humanidad creada.
Yo no os puedo engañar, Dios de clemencia,
y pues vuestra eternal sabiduría
ve al través de mi cuerpo el alma mía,
cual del aire a la clara trasparencia,
estorbad que, humillada la inocencia,
bata sus palmas la calumnia impía.
Estorbadlo, Señor, por la preciosa
sangre vertida, que la culpa sella
del pecado de Adán; o por aquella
madre cándida, dulce y amorosa,
cuando envuelta en pesar, mustia y llorosa,
siguió tu muerte como helíaca estrella.
Mas si cuadra a tu suma omnipotencia
que yo perezca cual malvado impío,
y que los hombres mi cadáver frío
ultrajen con maligna complacencia,
suene tu voz y acabe mi existencia...
¡Cúmplase en mí tu voluntad, Dios mio!

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